Normalmente odio con pasión el sonido del despertador. Ese día sin embargo, le di la bienvenida de un brinco en el sótano en el cual estaba viviendo. Recién me había graduado de mi maestría en Londres, y el dinero de la beca que me mantenía se acababa mas rapido que polvo adolescente. Una amable señora costarricense con su propia historia de libro, me había acogido temporalmente, mientras se esclarecía mi futuro.
Pero como no soy de los de quedarse quietos, ya había amarrado mi primer canje produciendo un video para 7 Summits, un proyecto liderado por The Dream Machine, una empresa dedicada a facilitar el cumplimiento de sueños, donde un grupo de aventados londinenses subirían siete cumbres alpinas en siete meses. Y yo estaba invitado a la primera, con el pequeño detalle que debía ir a Suiza, subir un pico en Los Alpes, y regresar a Londres…todo en el mismo día.
Fue así como me encontré cagado de frío cleteando a las 4:40am rumbo a la estación de Clapham Junction, en el suroeste de Londres. De ahí, 50 minutos me separaban del aeropuerto de Gatwick, donde tomé el avión a las 7am para aterrizar en Ginebra a las 8:20am. El resto del día supuse sería un borrón, por lo cual tomé nota por cada hora que transcurrió.
8:55am: acabo de conocer a Lucy, Brendan y otros dos personajes; tres más nos esperan en la base de la montaña. El día está nublado y pinta que va a llover.
9:23am: enrumbados hacia las montañas. En el horizonte puedo ver la nieve. Tengo años de no ver nieve. Me siento como un chiquito en navidad.
10:16am: el mae que me había caído en los huevos me regaló un croissant de chocolate. Es mi nuevo mejor amigo del viaje.
11:09am: comienza la subida, y conforme me pega la primera gota en la punta de la nariz, me doy cuenta que no traje capa. Pido una bolsa de basura en el refugio y me visto oficialmente de bolsa Kanguro. #tiquiciarepresent
12:56pm: tengo los pantalones empapados. Sospecho que pronto el boxer estará mojado, y será el comienzo del fin.
1:29pm: el lente de la cámara está empañado, y puedo jurar que mis partes íntimas se asemejan a ciruelas deshidratadas. Mi espíritu se siente herido. Entonces veo a Lucy, evidentemente la menos atlética del grupo, llorando. Me acerco y le echo unas palabras de aliento que resuenan conmigo e inmediatamente alzo la cabeza.
2:19pm: se despeja el cielo por unos minutos, suficientes para ver la cima a 2784msnm en el horizonte. Mi corazón canta de la alegría y de ver el sol.
2:39pm: el sol es reemplazado por nubes, que ahora traen nieve en vez de lluvia. Mi bolsa Kanguro se queda prensada entre una piedra y mi bota, y pasa a ser un pedazo de plástico inútil. Estar mojado en la nieve no es tuanis. Comienzo mi cuestionamiento de la sabiduría de la decisión de venir a este viaje.
3:07pm: tres personas deciden regresar, incluida Lucy. Luego de otra micro charla motivacional (que en realidad va dirigida a mi ego herido), decide continuar a mi lado. Me siento como Gandalf, todo sabio.
3:56pm: el último trecho trae la mayor prueba, una caminata sobre un ´filo´rocoso de 80cm de ancho, y guindo a ambos lados. Lucy y yo lo cruzamos sentados cual toro mecánico.
4:08pm: la cima se siente como el mayor logro de mi vida. Ondeo la bolsa Kanguro como si fuera el pabellón nacional. Cierro los ojos y por unos segundos soy Claudia Poll en Atlanta 96’, luego Warner Rojas en la cima del Everest. Le doy un abrazo con lágrimas intercaladas a Lucy, y siento profunda admiración hacia ella. Filmo un par de entrevistas que quedan terribles, y me preparo para bajar con los demás, todos con cara de “vamonósss”.
4:49pm: sale el sol. Increíble como subestimamos nuestro querido astro de luz. Siento como me calienta el alma. En cuestión de segundos, escucho el eco de la energía subiéndome por la espina dorsal. La resiliencia del cuerpo humano no deja de sorprenderme.
4:59pm: cuando llegamos a una esplanada desde donde se ve Mont Blanc (el pico más alto de Europa), Lucy me asegura que algún día lo alcanzará. Admito que la tildo de loca en mi cabeza.
6:12pm: sentado en piso frente al carro, me quito los zapatos y siento las medias empapadas, cubriendo un ampolla gigante. El sol cae en el horizonte, y los celajes nos despiden como recordándonos el hecho que las montañas pueden ser lugares de extrema belleza y dureza por igual.
7:39pm: haciendo el check-in en el aeropuerto, veo a Lucy con una sonrisa de oreja a oreja. Le digo que sin ella no hubiera llegado hasta arriba, y entonces saca un pedazo de mi bolsa Kanguro de su bolsillo; diciéndome que la lleva de recuerdo, porque ella no hubiera podido sin mí.
10:45pm: el golpe del avión aterrizando en Londres me despierta de un leñazo.
11:57pm: en medio de un trance somnoliento, decorado por canciones de Cerati en mis audífonos, el despertador me avisa justo a tiempo, ésta es mi parada de tren.
12:01am: le quito el candado a la bici, y enciendo el foco.
12:19am: 20 horas después de haber partido, caigo tendido en la cama que me vio despertar, y mientras reflexiono sobre uno de los días más excepcionales de mi vida, cosecho un profundo y pacífico sueño, agradecido de estar vivo.
PD: el 25 de julio del 2018 recibí una foto de Lucy en la cima del Mont Blanc. Y en su mano, un pedazo de bolsa Kanguro.